Padre Julián Zini

Pimpollo 

 

Pimpollo quiero hablarte, y a solas, porque quiero

más que decirte cosas, mostrarme por adentro.

Pimpollo de mi alma yo sé que tu silencio

más que palabras lindas necesita un espejo,

si  bien yo soy tu padre,  y eso me da derechos,

 que a tu edad no valen algunos argumentos,

que  sobran ciertas frases,  y hace falta el ejemplo,

por eso me conformo con que me creas sincero.

 

Claro que yo debiera ser más amigo,

tengo  que estar más cerca tuyo

de vez en cuando al menos,

y sobre todo ahora, Pimpollo, en este tiempo

en que tu sangre joven busca su derrotero,

y se te van los ojos al país de los sueños,

y se quedan tus manos para escribir recuerdos,

ahora que en mi alma también hay algo nuevo

algo que no quisiera decirte que son "celos"

porque sabrás, Pimpollo que aunque no lo demuestro,

y aunque de la impresión de estar solo en los pesos,

me preocupan tus pasos y te sigo de lejos.

 

Si supieras las noches, que te pienso, y te pienso,

lo hablamos con tu madre, la pobre según veo

vive más el problema, sufre tu crecimiento

da vueltas con ustedes, y lleva todo el peso de la casa,

yo, a veces, parezco un forastero

y es que, yo fui educado de otra forma, otro tiempo,

te mentiría si te digo que no temo,

si  al no hallar las palabras muchas veces me muerdo,

y me trago las ganas de contarte mis miedos,

porque los hombres, somos así ¡de carne y hueso!

Pimpollo, somos luz y sombra al mismo tiempo,

llevamos en nosotros algo así como un fuego,

una  chispa sagrada, madre de tanto incendio.

 

Ustedes, las mujeres en cambio, llevan dentro

un manantial sagrado y es que Dios mismo ha puesto,

en  el cántaro tibio de sus hermosos cuerpos

el  agua de la vida, un grandioso misterio,

por eso es que te pido, o mejor te recuerdo,

la vida es un camino, tenés que recorrerlo,

acordate que abundan los entretenimientos.

¡No juegues con la vida! ¡Cuidado con el fuego!

 

No quiero que te quedes mirando mis defectos,

ni  quiero que me busques en los rostros ajenos,

tenés  que preocuparte de hallar tu compañero,

que ya  dejó a los suyos,  y viene hacia tu encuentro.

Salí de vos, te invito a que hagas un esfuerzo,

Largá esos colibríes que hay en tus ojos nuevos,

y recorré horizontes ¡andate hasta otros cielos!,

conocé  otros paisajes, ¡si es tuyo el universo!.

 

Llenales de preguntas al río, al sol, y al viento,

hablá con los caminos, te dirán lo que vieron,

son mis viejos amigos y te irán repitiendo:

los que buscan encuentran,

no te apures que hay tiempo.

Y es cierto, es mi experiencia lo poquito que tengo,

que le gané a la vida, mira alrededor nuestro,

nada se hace de golpe la dicha es un secreto.

¡Hacé todas las cosas a su debido tiempo!

 

Ya vas a ver, Pimpollo, ¡qué hermoso es todo eso!

tendrás ganas de darte, y es que podrás hacerlo,

porque para ese entonces ya volverás sabiendo,

que el amor, solamente el amor, da derechos,

pero el amor, Pimpollo, recordalo, no es ciego,

tiene luz en los ojos, y te sirve de espejo,

te  toma de las manos, y lo sentís adentro,

entrecerrás los ojos ¡y estás tocando el cielo!

Perdoname, Pimpollo, me inspiro, y me voy lejos,

no sé si es el cariño o estoy quedando viejo,

debía y no sabía como serte sincero,

ya ves, quise mostrarte, como estás aquí adentro,

y ahora que ya dije lo que padezco y siento

quisiera regalarte dos cosas: ¡Una!, el riesgo

de equivocarte, la otra, una frase, un secreto:

Ama y ¡Haz lo que quieras, Pimpollo... Yo te quiero!

 

 

Compadre qué tiene el vino 

 

Que antiguo payé tan raro,
que extraña divinidad,
que fuerza liberadora
tiene el vino, ¿qué será...?
¡que se mezcla con la sangre,
que le sube y es capaz
de desatarlo por dentro,
compadre, y hacerlo hablar...!

Compadre, qué tiene el vino
que usté al tomar
comienza a sentirse hombre
y empieza a hablar...
A hablar de lo que más quiere,
de su verdad,
y es como si despertara
a la realidad...


Compadre, piense un poquito,
¿qué va a pasar si un día de estos

la gente llega a tomar
el vino que necesita
y empieza a hablar..
a hablar de lo que más quiere...?
¿Qué va a pasar...?

Traigan el vino más vino,
tráiganlo acá,
que mi pueblo está callado
y es hora que empiece a hablar...

Denle vino y vino bueno
y ha de gritar su verdad..
¡Y ha de cantar para el mundo
su canto de Libertad...!

Una vez le oí a un borracho,
como diciendo un refrán:
que el vino es "Sangre de Cristo
porque es Sangre Popular..."
La parra chupa en el suelo
tanta sangre fraternal
que hay en la tierra vertida,

que clama al cielo

y está juntándose desde siglos,

buscando hacerse escuchar;
la sangre de los hermanos,

que amamos y ya no están...
De nuestros muertos queridos,

que nunca nos dejarán...
De los que dieron la vida,

porque amaron de verdad...
Los que eligieron morirse,

por no saber traicionar...
Los que encontraron la muerte,

buscando la libertad...
Los que dejaron sus huesos,

en Malvinas y Soledad
¡como raíz enterrada,

que algún día ha de brotar...!

Tenía razón el borracho;
pensando bien, es verdad
que el vino libera al hombre
y es fermento de amistad...
que el vino es "Sangre de Cristo
porque es Sangre Popular...."

Imagínese, compadre,
qué va a pasar
si un día de estos la gente
llega a encontrar
el vino que le han robado
los mandamás...
usté ya sabe, compadre,
¡Qué va a pasar...!

Traigan el vino más vino,
tráiganlo acá,
que mi pueblo está callado
y es hora que empiece a hablar...

Dénle vino y vino bueno
y ha de gritar Su Verdad...
y ha de cantar para el mundo
¡Su canto de Libertad!

 

Antonio Gil 


Onda expresión correntina de nuestra fe popular
en la cruz de Antonio Gil el pueblo viene a rezar
y a su modo, clama al cielo por la justicia social
y por ese catecismo que no le supimos dar.

Como raíces al aire para el que busca allí están
la religión guaraní, la enseñanza misional
la tradición campesina mas el consumismo actual.
Nos queda la obligación de salvar nuestra verdad.

Como un promesero más, que un domingo cualquiera,
lleva una cruz o bandera, quise cumplir yo también
y al expresarte tu fe mi corazón guitarrero
se hizo ruego pay ubrero tu nombre en mi chamamé.

De faja y poncho rojo, tenias en los ojos Cabuereí.
Por eso es que mirabas y enamorabas o castigabas,
Antonio Gil.

Soldado correntino, seguías el camino, de San Martín.
Gente de Madariaga, de bincha y daga, cabeza paga por resistir..

Correntino ité, gente fiel de más,
Si te alzaste fue, por tu libertad.
Bravo cuimbaé, limpia sangre avá,
Moriste en tu ley, por la libertad.

Un refusilo en la mano, payé doble en el mirar
Antonio Gil los podía, pero no quiso pelear.
Era inocente, y sabían que robó no por maldad,
la inocencia de los pobres, se llama necesidad.
Dicen que fue su delito soñar con la libertad,
no aguantarse la injusticia y alzarse al monte nomás.
Tal vez por eso mi gente le reza cada vez más
y hay quien dice que a la larga mi pueblo lo va a imitar.

Las niñas estancieros soñaban que tú eras su paladín...
En tanto los patrones y los matones, veían visiones pensando en ti...
Dicen que San La Muerte, cuidaba de tu suerte,
Antonio Gil
Y los que te buscaban, si te tiraban, no te pegaban,
Antonio Gil

Correntino ité, gente fiel de más,
Si te alzaste fue, por tu libertad.
Bravo cuimbaé, limpia sangre avá,
Moriste en tu ley, por la libertad.

 

Avío del alma 

Si ven que el San Jorge y la araña pelean,
si anoche escucharon a los sirirí,
si habló la ranita y el charque gotea,
seguro que el tiempo se está por venir.
-Va a cambiar el tiempo
-nos dijo la abuela,
porque han florecido los tipichatá...
va a cambiar,
no ven que las hormigas vuelan
y el viento está dulce de niño-rupá...
Va a cambiar:
el norte está sacando agua,
y ya van tres días que soplando está;
cielo de ovejitas" "después de un sol de agua",
cuando entre la luna, el tiempo se vendrá...
Ese era el lenguaje sabio de la abuela,
que se hizo en la escuela de un pueblo arandú;
¡va a cambiar, es cosa de tener paciencia,
esa vieja ciencia de los poriajhú!
-Va a cambiar el tiempo- me acuerdo decía
la abuela esa tarde en que mamá lloró
preparando el bolso, puesto que, partía
rumbo a Buenos Aires mi hermano mayor.
-Aquí está su ropa y aquí está su avío:
le hice una gallina, matambre y chipá;
van unas naranjas y unos pastelitos
y aunque el viaje es largo, pienso, ha de alcanzar...
No olvide su abrigo que es de lana cruda
y lleve el ponchillo que usó su papá...
Y entonces la abuela, como quien ayuda,
tragándose un llanto, volvió a sentenciar:
-Vaya con cuidado; sea manso y prudente,
que Dios y la Virgen le han de acompañar;
para los peligros sepa ser creyente:
Santa Catalina no le va a fallar.
Y en los temporales de la vida

Tenga presente a su madre que lo supo alzar
cuando usté era chico contra la tormenta:
venciendo al mal tiempo sólo con rezar...
Sepa que en su alma lleva usté otro avío
que es como una herencia de amor familiar;
se lo dio su gente, su pago querido,
y en su sangre joven se ha de retornar.
Le hablo de esas ganas de brindarse a todos,
del corazón grande, valiente y capaz,
de jugarse entero y encontrar el modo
de salir a flote en la adversidad.
Le hablo de esa mano tendida y abierta,
con el gesto antiguo de la caridad,
mano de CHAMIGO que se da sin vueltas,
del que abre la puerta y ofrece su pan...
Avío del alma hecho de franqueza,
sencillez, respeto, hombría y lealtad...
Ya ve, siendo pobre, lleva una riqueza;
recuerde: se aumenta, compartiéndola.
Y oiga bien, un día cuando cambie el tiempo,
si este avío le dura dentro de su ser,
usté o sus hijos, o acaso sus nietos,
por Dios y la Patria tendrán que volver.
Sepa que yo al irme a "la tierra sin males",
dejaré mis huesos y mi corazón
abonando el suelo del que hoy usté sale
¡y para el que quise siempre lo mejor!!!
Ese era el lenguaje sabio de la abuela
que se 
hizo en la escuela de, un pueblo arandú;
¡va a cambiar, es cosa de tener paciencia,
esa vieja ciencia de los poriahú!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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